Lanzarote, una isla para descubrir

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Lanzarote, la joya más septentrional y oriental del archipiélago canario, se presenta como un destino fascinante a pesar de su modesta extensión de menos de 800 kilómetros cuadrados. La isla deslumbra con una asombrosa variedad de paisajes, resultado de las erupciones volcánicas que tuvieron lugar en los siglos XVIII y XIX, las cuales han esculpido un entorno de belleza singular y formas extraordinarias. Junto a los impresionantes parajes de grutas volcánicas, lagos de lava y cráteres, se encuentran playas de arena dorada que se funden con aguas cristalinas, creando un contraste visual cautivador.

Este patrimonio natural reconocido por la UNESCO en 1993 al ser declarado Reserva de Biosfera, en un hito sin precedentes, en 2015, la isla se convirtió en el primer destino del mundo en recibir la certificación de Turismo Responsable por Biosphere, lo que subraya su compromiso con la sostenibilidad y la conservación del medio ambiente. La preservación del patrimonio cultural se encuentra intrínsecamente ligada a la rica historia de Lanzarote y a la esencia de su gente, transformando este destino en un auténtico refugio para los sueños. En esta isla, el estilo de vida ha evolucionado en perfecta armonía con las singulares condiciones volcánicas del paisaje, aprovechando al máximo las oportunidades que ofrecen los campos de ceniza para la agricultura. Los viñedos, que surgen majestuosamente de vastos cráteres, configuran un panorama de inigualable belleza, reminiscentes de un paisaje lunar, que, junto a los imponentes volcanes y el vasto océano, reflejan el firme compromiso de Lanzarote con rigurosos principios de desarrollo sostenible. La dedicación de los conejeros, los habitantes de esta isla, hacia su entorno natural se fundamenta en una rica tradición de respeto y cuidado por el medio ambiente, un legado invaluable que promete ser disfrutado por las generaciones venideras.

En Lanzarote, el visitante puede experimentar desde la vibrante vida de las localidades más turísticas, que ofrecen instalaciones hoteleras de primer nivel y amplias zonas recreativas, hasta la tranquilidad de paisajes inexplorados y rincones donde la huella humana es casi inexistente, así como islotes solitarios que invitan a disfrutar del silencio y la paz.

La ubicación geográfica de Lanzarote le confiere un clima excepcionalmente cálido a lo largo de todo el año, con una temperatura media anual que ronda los 21ºC. Como la isla más oriental del archipiélago canario y la más próxima a las costas africanas, Lanzarote experimenta una notable escasez de precipitaciones, mientras que el sol resplandece casi sin interrupciones durante los doce meses. Esta bendición climática ha posicionado a Lanzarote como uno de los destinos turísticos más codiciados para aquellos que buscan disfrutar de días soleados o practicar una amplia gama de deportes al aire libre, permitiendo a los amantes de la aventura disfrutar de su entorno natural en cualquier época del año.

Gastronomía

Las Islas Canarias han sido un crisol de influencias culturales que han dejado una huella indeleble en su gastronomía. En Lanzarote, los descendientes de los aborígenes han mantenido vivas algunas de sus tradiciones culinarias, fusionándolas con las ricas influencias de la cocina española y sudamericana que han llegado a la isla a lo largo de los siglos. La esencia de la cocina lanzaroteña radica en su simplicidad, donde la calidad de los ingredientes brilla con luz propia, resultando en platos que, aunque sencillos en su preparación, ofrecen un sabor excepcional. La riqueza del océano que rodea las islas se traduce en una amplia variedad de pescados, siendo el Sancocho y el caldo de pescado dos de las recetas más emblemáticas. En el ámbito de las carnes, el cochino, pollo, conejo y la cabra son los protagonistas en la mesa de los lanzaroteños. La repostería también tiene su lugar, con delicias como los panes de maní y los roscos de alma que deleitan a los paladares. Sin embargo, no se puede pasar por alto el plato más icónico de la isla: las papas arrugadas, que, acompañadas de sus característicos mojos, se convierten en una experiencia culinaria imprescindible para quienes visitan Lanzarote.

Lugares imprescindibles a visitar

Su impresionante paisaje volcánico, se erige como uno de los principales atractivos turísticos de la isla, al igual que los Centros de Arte, Cultura y Turismo diseñados por el célebre artista local César Manrique. Los ingeniosos sistemas de cultivo de los agricultores lanzaroteños, que han logrado transformar la aridez de la isla en exuberantes campos de lava, constituyen otro punto de interés que atrae a los visitantes.

El Parque Nacional de Timanfaya nos transporta a un mundo primordial, con un paisaje que recuerda a Marte debido a las erupciones volcánicas que tuvieron lugar entre 1730 y 1736, y nuevamente en 1824. La escasa vegetación, las diversas formas de lava y los colores originales se combinan para crear uno de los paisajes más impactantes de todas las Islas Canarias.

Los Jameos del Agua es un lugar que enamora. Descubre la magia de Jameos del Agua, un lugar excepcional creado por genios del arte y la arquitectura. Sumérgete en la tranquilidad y la serenidad de este impresionante túnel volcánico diseñado para captar todos tus sentidos.

La Cueva de los Verdes es un lugar único en Lanzarote que no deja de sorprender. Su belleza y singularidad la convierten en una de las maravillas más impresionantes de la isla.

El Mirador del Río ofrece una vista impresionante desde lo alto del acantilado de Famara, cerca de una antigua batería militar del siglo XIX. Desde su terraza se pueden apreciar las impresionantes vistas de la isla de La Graciosa y los islotes del Archipiélago Chinijo.

El Jardín de Cactus, con su icónico cactus metálico en la entrada, es la creación más reciente de César Manrique en la isla, ubicado en una antigua cantera.

El Volcán El Golfo. El Lago Verde, también conocido como Charco de los Clicos, está ubicado en El Golfo, un volcán en la costa oeste de Lanzarote que surgió durante las erupciones de 1730. La combinación de la erosión del viento y el mar ha dado forma a su característica silueta, parecida a un teatro romano que se abre hacia el océano.

La Fundación César Manrique es un lugar único que refleja la simbiosis perfecta entre la naturaleza y el arte. Ubicada en la casa-estudio del artista César Manrique, esta casa representa fielmente sus ideales personales y artísticos, ofreciendo a los visitantes una visita inolvidable.