El Golfo

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En la parte occidental de la isla de Lanzarote, al borde de las aguas del océano, se halla El Golfo, un pintoresco pueblo de pescadores que forma parte del Parque Natural de los Volcanes. Este encantador rincón, rodeado por las impresionantes lavas resultantes de las erupciones que tuvieron lugar entre 1730 y 1736, se caracteriza por sus casas marineras de estilo lanzaroteño, con sus paredes encaladas y techos planos que se alinean a lo largo de angostas calles que desembocan en la inconfundible imagen de las embarcaciones varadas sobre una playa de arena negra.

Desde hace casi tres siglos, el pequeño pueblo pesquero de El Golfo, ubicado en el extremo suroeste del Parque Nacional de Timanfaya, atrae a una multitud de curiosos que buscan el famoso “lago verde”. Este fenómeno natural, que se encuentra a escasos dos minutos a pie del núcleo urbano, podría fácilmente ser parte de un paisaje de otro mundo. En realidad, se trata del cráter de un volcán, resultado de las intensas erupciones de 1730 a 1736, que ha sido parcialmente invadido por el océano. La otra media luna de este paisaje está ocupada por una playa de arena negra y una laguna de aguas verde esmeralda, cuyo color vibrante se debe a la alta concentración de algas, creando un panorama a la vez hermoso y desolador que ha sido inmortalizado en diversas producciones cinematográficas tanto españolas como internacionales.

Para los habitantes locales, el lago verde ha sido conocido desde siempre como El Charco de los Clicos, y su inusual coloración se origina en la acumulación de azufre y en un tipo de alga llamada “ruppia marítima”, que produce clorofila y exhibe diferentes tonalidades de verde a lo largo del año. Este nombre proviene de un molusco bivalvo, el clico, que era muy abundante en tiempos antiguos y que solía habitar en esta zona. Sin embargo, la tranquilidad del lugar se vio alterada cuando alguien decidió liberar dos tortugas en la charca.

La playa de El Golfo, con su lago de un verde vibrante, evoca recuerdos en los corazones de los cinéfilos más apasionados. Este paisaje cautivador ha sido el telón de fondo para diversas producciones cinematográficas, destacando la visita de Pedro Almodóvar en 2008, quien, acompañado de su equipo, eligió este lugar para filmar una escena romántica de su aclamada obra «Los abrazos rotos» (2009), con las actuaciones estelares de Penélope Cruz y Lluís Homar. Los aficionados al cine clásico seguramente recordarán la icónica escena de Raquel Welch emergiendo de las aguas esmeralda del lago, luciendo un bikini «prehistórico» en la película británica «Hace un millón de años» (1966), ambientada en el Paleolítico. Este impresionante escenario también ha sido el hogar de otras producciones cinematográficas notables, como el spaghetti western «Por la senda más dura» (1975), la película de ciencia ficción «Enemigo mío» (1985) y «La iguana» (1988), inspirada en la obra del autor Alberto Vázquez-Figueroa.